Sobre el tecleado responsable

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Nuestra capacidad de discernimiento nos debe conducir al tecleado (participio pasado del verbo teclear y no dispositivo periférico del computador o celular), responsable de emitir nuestra opinión sobre información en circulación en las redes sociales, de la misma forma que nos debe guiar hasta las urnas para expresar nuestro voto. Siendo así, todos nosotros somos responsables por un mundo mejor.

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En el transcurso de los tiempos, verdad y mentira, realidad y fantasía, hechos y leyendas, rumores e ilusiones siempre convivieron lado a lado. En los tiempos de nuestros abuelos, bisabuelos y tatarabuelos, en metrópolis o en aldeas, la verdad siempre convivió con los chismes, rumores, habladurías, en una sucesión de intrigas.

Con el ascenso de Donald Trump a la Presidencia de los Estados Unidos, el 20 de enero de 2017, o mejor dicho, desde que empezó su candidatura al cargo, la expresión fake news pasó a ser usada a diestra y siniestra, sin discernir el bien del mal, de manera irresponsable y sin rumbo. Él se posiciona, como el creador de la expresión, como si fuera posible identificar con precisión quién la adoptó por primera vez o quién la diseminó. Al final, se trata de un nombre, erróneo en esencia: si es fake (falso) no es news (noticias). La noticia es un género textual periodístico presente en el cotidiano de los individuos. Para ser categorizada como tal, demanda una serie de requisitos, tales como: informar por medio de textos descriptivos y vehiculados en los medios de comunicación, mediante lenguaje formal, claro y objetivo, contenidos creíbles, o sea, en los que podamos o debamos creer. Por lo tanto, la principal característica de la noticia = hecho / verdad / día a día.

Esta perspectiva, sumada a la capacidad de discernimiento, debe conducirnos al tecleado (participio pasado del verbo teclear y no dispositivo periférico del ordenador o celular), responsable de emitir nuestra opinión sobre la información en circulación en las redes sociales, de la misma forma que nos debe guiar hasta las urnas para expresar nuestro voto. 

En esta concepción, la expresión fake news es por sí misma un error, pero vino para quedarse gracias a las innovaciones tecnológicas y las redes sociales, que denota no un mundo intrigante, en el sentido de sorprendente, sino todo un mundo de intrigas. En el cual es muy fácil destruir reputaciones; denigrar la vida de familias e individuos; propagar información intencionalmente distorsionada; predicar el odio irracional a grupos minoritarios; crear imágenes falsas, convirtiendo sapos en príncipes o príncipes en sapos; o generar "hechos" nuevos en el juego de la política.

A pesar de ello, gracias a Trump (o no), desde el 2017, el respetado diccionario británico Oxford Dictionaries, edición de la Oxford University, añadió la entrada fake news, para designar la generación de informaciones falsas, como expresión de sentido que se relaciona, fundamentalmente, a "[...] falsas historias que parecen noticias, que se esparcen por Internet o por otros medios, generalmente creados para influenciar puntos de vista políticos o de cualquier otra naturaleza".

Por lo tanto, esto significa que somos, todos nosotros, responsables por un mundo mejor, en el que, el respeto al otro sea práctica cotidiana, lo que corresponde no sólo a una vida de sentencias, sino de acciones que se inicien con la adopción del “tecleado responsable”, en vista de que, en la coyuntura contemporánea, las noticias falsas crecen entre nosotros, con acentuada velocidad y alcance, causando dolores e inquietudes al otro, al mismo tiempo que nos aleja años luz del comportamiento ético ideal e idealizado.

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