Portada de la décima edición


La complejidad de la vida precisa un abordaje diverso y generoso. Las guerras demuestran que tanto la razón, como la emoción o la creencia, sin reflexión sobre las necesidades del entorno, pueden ser fuente tanto de encanto como de barbarie, de presencia o ausencia, de memoria u olvido.
Una humanidad más consciente de su naturaleza requiere, entonces, de una comprensión heterogénea —moral, ideológica, espiritual, ambiental; por lo que demanda de ojos atentos ante los intereses sociales, políticos y económicos que, en algunos casos, pueden aislarnos del sentido de pertenencia de un mundo con recursos limitados, que debemos aprender a cuidar y compartir.
Con ello, la búsqueda de la paz socioambiental es un camino para dialogar desde conocimientos, saberes y creencias que cohabitan entre culturas y territorios diferentes; una consciencia de que prevenir la guerra es un trabajo permanente; una postura en la que la esperanza y la resistencia se abren a la empatía y se unen ante la opresión.

Puesto de verduras agroecológicas
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Contaminación del medio ambiente por la guerra
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