No tan despacito

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En este texto con un toque de humor y mucha información, Oscar Peláez anima a reflexionar sobre cómo las actividades humanas han acelerado los procesos de extinción de especies.

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El viaje humano a través del tiempo.

Año 215 D. T. (Después de Trump). Una era en la que los gobiernos decidieron desfinanciar los sectores de la ciencia dedicados a investigar el cambio climático, la diversidad y el desarrollo de vacunas, para destinar los recursos a la búsqueda del borde de hielo que rodea la Tierra y la pureza racial. El resultado…..que en algún lugar del África Oriental los últimos dos ejemplares reproductivos de Homo sapiens sapiens se encontraran: 

—Hola... ¿y por qué tan solita?
—Ja, ja.
—Y, ¿qué haces? ¿estudias o trabajas?
—...
—Oye. Eres la mujer más hermosa sobre la faz de la Tierra
—Ehmm...
—Ya que parece que solo quedamos tú y yo, ¿qué tal si “hacemos a la Tierra grande otra vez”?
—¡Ah!... Chao

Y ahí se va yendo ella. Pensando que es mejor ahora, cuando el único peligro de andar sola es que la ataque un gato (de los que eran domésticos, porque los grandes felinos ya desaparecieron) o una cucaracha le corretee por la cara mientras duerme ¿Será ese su destino? ¿Que justo en el lugar donde comenzó la peregrinación del humano hace casi 200 mil años, sea ella quien le ponga fin a su ciclo interminable de estupideces y miserias? Piensa también, que ha visto muchas series y ha estado leyendo mucho a Borges. Se da cuenta que la desaparición de la especie humana es inminente. Que el árbol de la vida perderá la última hoja de una rama que brotó hace unos 7 millones de años y de la que ya se cayeron las hojas de los otros miembros del género Homo. Hasta nunca a la posibilidad de que alguien cree algo como “Despacito” y la saga de “Crepúsculo” (¡ja! menos mal. ”Des pa cito...”). Adiós a uno de los mayores primates (“...en las paredes de tu laberintooo”). El primate que camina erguido y usa medias con sandalias. El del cerebro y uno de los miembros reproductores más grandes (comparados al tamaño del cuerpo... “sube, sube, sube”). La capacidad de crear dioses y empacar individuos en un cucurucho de metal para mandarlos al espacio exterior, se va a esfumar del planeta (“...suave suavecito”).

El árbol de la vida de Darwin

Ese escenario posapocalíptico no lo es tanto. Ya ha sucedido millones de veces y seguirá sucediendo en el proceso de surgimiento y extinción de especies. El problema es que ahora, las actividades del ser humano han acelerado el proceso de extinción. Es decir, que en los últimos 100 años las especies se han extinto entre 10 y 100 veces más rápido que en el periodo entre los años 1500-19001. Muchas de ellas sin saber siquiera de su existencia, y menos su papel en los ecosistemas. Y como en el hipotético caso de la desaparición de la especie humana, cuando perdemos cualquier otra especie perdemos cosas importantes.

Perdemos diversidad, es decir, perdemos variedad. Perdemos diversidad filogenética o evolutiva: una rama del árbol de la vida es truncada y con ello la posibilidad de que se ramifique en nuevas especies. Millones de años de evolución se pierden y con ellos la información que a nivel morfológico y genético nos brindan las especies, como el origen y evolución de órganos y enfermedades ¿O acaso no es muy interesante saber que los primeros ojos en la naturaleza aparecieron hace 540 millones de años? Y junto con eso, se puede perder la diversidad funcional.

Variedades de milho criolo

Así como los humanos tienen un rol en la naturaleza, creando cosas asombrosas y contribuyendo a la proliferación de otros organismos (maíz, frijoles, ratas, cucarachas, malos políticos), la mayoría de las especies tiene funciones que son importantes para la existencia de otras. Entonces, necesitamos de la polinización de los insectos para producir lo que comemos. También, de la dispersión de semillas por aves, murciélagos y peces que permiten la manutención de los bosques donde esos insectos se reproducen. Es en sistemas más diversos donde los servicios de la diversidad en la producción de alimentos y control de plagas son más efectivos, y menos costosos económicamente para los humanos2. Las pérdidas de diversidad proyectadas para los próximos 50 años, tardarían millones de años en compensarse3.

Abeja en girasol

La diversidad tiene además una importancia estética y espiritual4. Estética, porque desde las sociedades antiguas, pasando por pensadores y artistas como Thoreau, Whitman, Goethe y Monet, muchos sucumbieron a la magnificencia del mundo natural. Es desde allí donde emergieron los mundos y seres fantásticos que enriquecieron e hicieron más amena la vida de muchos. Y espiritual, porque es mirando la naturaleza donde nos hemos dado cuenta de que somos una parte muy pequeña de un proceso de evolución de la vida que comenzó hace 3800 millones de años, y donde vemos que, sin otras especies nuestra existencia es casi imposible. Y hoy, muchas de estas, que son más asombrosas por su tamaño y con historias evolutivas más antiguas que la nuestra (entre esos el mono araña, el tiburón ballena, la sequoia gigante), están al borde de la desaparición5. Ante ese escenario de pérdida de organismos fantásticos, debemos preguntarnos ¿Podrán, esa indiferencia y arrogancia de las vacas y la monotonía de los grandes campos de soya ejercer un influjo inspirador en los pensadores del futuro?  

Y entonces ¿qué hacemos? En un mundo paralizado por una pandemia, vimos cientos de videos en las redes sociales mostrando cómo los animales salvajes intentaban recuperar lo que se les ha arrebatado: cabras salvajes, haciendo cosas de cabras por las calles de ciudades en Israel y Gales; un coyote tomando el sol en el Golden Gate de San Francisco; un puma perdido en Santiago. Muchos advierten esta como una oportunidad para replantear la forma como nos relacionamos con la naturaleza. Que se deje de priorizar el crecimiento económico, que los gobiernos inicien la transición hacia una economía verde. Pero esas acciones tal vez demoren demasiado en países en desarrollo, atrapadas por la intransigencia e ineptitud política de algunos sectores. Debemos entender que cuanto más despacito se tomen las decisiones necesarias para mitigar la pérdida de especies ocasionada por el deterioro de los hábitats y el calentamiento global, más nos iremos acercando, “pasito a pasito”, a los efectos devastadores de nuestra indiferencia y descuido.  

Referencias

  1. Gerardo Ceballos et al. (2015). Accelerated modern human–induced species losses: Entering the sixth mass extinction. Science Advances, 1(5), e1400253. 
  2. Matteo Dainese et al. (2019). A global synthesis reveals biodiversity-mediated benefits for crop production. Science Advances, 5(10), eaax0121.
  3. Matt Davis et al. (2018). Mammal diversity will take millions of years to recover from the current biodiversity crisis. Proceedings of the National Academy of Sciences of the United States of America, 115(44), 11262-11267.
  4. Anne-Sophie Tribot et al. (2018). Integrating the aesthetic value of landscapes and biological diversity. Proceedings of the Royal Society B: Biological Sciences, 285(1886), 20180971.
  5. Brian J. Enquist et al. (2020). The megabiota are disproportionately important for biosphere functioning. Nature Communications, 699 (2020), 310-313.

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