En América Latina viven 569 millones de personas, que comparten una gran riqueza cultural y ambiental. En este continente se encuentran importantes ecosistemas como la Orinoquía, la Amazonía, la pampa argentina, el gran pantanal en Brasil, el Chaco (Argentina, Bolivia, Brasil y Paraguay), que a su vez albergan una gran biodiversidad de fauna, flora y servicios ecosistémicos.
Esta riqueza natural, motivo de orgullo de nuestros países, también ha determinado en buena medida la dirección de la economía de la región pues más de la mitad de sus exportaciones consisten en recursos naturales no renovables o relacionados con la biodiversidad1, lo que convierte a la región en una de las más vulnerables del mundo a los efectos del cambio climático.
Lo anterior, sumado a otros factores como la pérdida de hábitat, la presencia de especies invasoras y la contaminación representan una gran amenaza para la biodiversidad de la cual dependen directa (obtención de alimento, suministro de agua, turismo, etc.) o indirectamente (regulación del clima, calidad del aire y servicios culturales) millones de personas en el territorio.
Es por esto por lo que, en los últimos años se ha revelado la necesidad urgente de incorporar la medición del deterioro ambiental por la extracción de los recursos naturales en la medición del Producto Interno Bruto (PIB), de manera que se considere la magnitud del impacto de su extracción, facilitando la creación de estrategias estatales de conservación y manejo más adecuadas.
Es en este contexto que la mayoría de los gobiernos de América Latina han implementado políticas públicas que buscan mejorar la gestión y la conservación de los recursos naturales que incluyen estrategias de mitigación del cambio climático, creación de zonas de reserva, acciones para la gestión de los recursos hídricos y políticas de equidad de género. Así mismo, en los últimos años se ha revelado la necesidad de fortalecer la capacidad de predicción e interpretación de la información, de manera que se promueva la construcción de políticas más robustas y ajustadas a las necesidades ambientales locales.
En general las políticas públicas relacionadas con el medio ambiente se han concentrado principalmente en el control de las emisiones de gases de efecto invernadero, el mantenimiento de la biodiversidad y la conservación de los servicios ecosistémicos, así como la implementación de estrategias de comunicación y educación que permitan involucrar a la ciudadanía en el cumplimiento de las políticas existentes.
La sociedad latinoamericana y del mundo en general está cada vez más involucrada en asuntos ambientales, lo que ha ocasionado que estos temas hagan parte obligada de la agenda política de nuestros países, que hace un par de décadas no lo habrían ni considerado como parte fundamental de los debates electorales, por ejemplo. ¿Qué candidato presidencial se atrevería hoy a afirmar que el cambio climático no existe?
En este sentido los medios de comunicación se han involucrado progresivamente en la conversación, ofreciéndole a la opinión pública información y espacios de discusión. Las redes sociales, por su parte le han dado visibilidad a grandes personajes como jóvenes, académicos y artistas que discuten, enseñan y cuestionan sobre el futuro ambiental del mundo y nuestra región. Estos personajes han contribuido para la formación de una opinión pública cada vez más crítica e informada, que no necesariamente está articulada con la agenda oficial de los gobiernos, como fue evidenciado en la gran desconexión de la COP26 entre las actividades de los ciudadanos en las calles y los glamurosos salones que reunieron a los mandatarios del mundo entero.
Es necesario entonces que nos pensemos como región, que identifiquemos la diversidad como un patrimonio colectivo que debe ser conservado mediante la coordinación interinstitucional y que permita la articulación de políticas regionales que promuevan una gestión eficiente de la biodiversidad y la conservación de los servicios ecosistémicos, con la participación de la sociedad.
Nuestra región atraviesa periodos electorales en diferentes países, muchas agendas ambientales están siendo propuestas y estamos siendo testigos de cuestionamientos a los modelos económicos extractivistas y alejados del mundo natural que nos han gobernado por décadas, con poca o ninguna participación de la opinión pública. Por eso, en esta novena edición sobre “Políticas públicas, biodiversidad y conservación”, la Revista Bioika busca promover la discusión con contenidos que amplíen el conocimiento de los lectores, de manera que cada vez más sean parte fundamental de la toma de decisiones. Queda nuestra invitación entonces para leer, discutir y compartir todos los contenidos que hemos preparado con un especial grupo de autores. ¡Bienvenidas y bienvenidos!
Más información:
- https://www.cepal.org/es/notas/brigitte-baptiste-analizo-cepal-vinculo-biodiversidad-politicas-publicas-desarrollo-sostenible
- https://mma.gob.cl/biodiversidad/servicio-de-biodiversidad-y-areas-protegidas/
- https://www.minambiente.gov.co/direccion-de-bosques-biodiversidad-y-servicios-ecosistemicos/politica-nacional-para-la-gestion-integral-de-la-biodiversidad-y-sus-servicios-ecosistemicos/
- Información general: https://www.cepal.org/es/notas/la-economia-cambio-climatico-politicas-publicas-siglo-xxi-america-latina
- https://www.iberdrola.com/gobierno-corporativo/sistema-gobernanza-sostenibilidad/politicas-medioambiente-cambio-climatico/politica-biodiversidad
- https://revistasonline.inap.es/index.php/GAPP/article/view/10875/12010
- https://www.argentina.gob.ar/noticias/comenzo-un-proyecto-de-incorporacion-de-la-biodiversidad-en-politicas-publicas-de-diversos
- https://www.cepal.org/es/notas/seminario-presiones-la-biodiversidad-ecosistemas-correcta-gestion-sostenible-pasivos
- https://www.paho.org/es/temas/cambio-climatico-salud