Río Grande del Sur bajo el agua: una llamada urgente a la acción climática

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Las inundaciones en Río Grande del Sur (RS), el peor desastre socioambiental de la historia del país, son una advertencia urgente para Brasil y el mundo. Tras la afectación del 80% de los municipios del estado se decretó el estado de calamidad pública.

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Inundación en la ciudad de São Leopoldo, Río Grande del Sur, Brasil.

Las inundaciones en Río Grande del Sur (RS) son una advertencia urgente para Brasil y el mundo. En el primer semestre de 2024, RS tuvo el peor desastre socioambiental de su historia. El estado tiene 497 municipios, de los cuales más del 80% fueron afectados por las inundaciones. 397 municipios decretaron estado de calamidad pública. 

Las escenas son devastadoras: ciudades sumergidas, familias desoladas y un rastro de destrucción, que una vez más expone la negligencia del poder público respecto al cambio climático. Grandes áreas inundadas han dejado a millones de personas sin hogar y cientos de muertos. Además de la población, el sufrimiento de los animales también llama la atención. Muchos están abandonados, atrapados y sin alimentarse durante días, y lamentablemente muchos de ellos han sido vencidos y sumergidos por el agua. Además de los animales domésticos, aún no hay datos concretos que evidencien los impactos reales sobre la fauna silvestre y la biodiversidad en general. Sin embargo, es seguro que los daños son incalculables.

Durante años, la comunidad científica ha estado advirtiendo sobre el aumento de la frecuencia e intensidad de eventos climáticos extremos. Según el informe del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC, 2023), los cambios climáticos han afectado globalmente los sistemas humanos y naturales. También se sabe que los países que menos han contribuido a los cambios climáticos son a menudo los que más sufren sus impactos.

América del Sur, por ejemplo, es considerada uno de los puntos críticos del mundo en términos de alta vulnerabilidad humana al cambio climático. Según el IPCC (2023), entre 2010 y 2020, la mortalidad humana causada por inundaciones, sequías y tormentas fue 15 veces mayor en regiones altamente vulnerables en comparación con regiones con una vulnerabilidad muy baja. Además, estos fenómenos climáticos han obligado a millones de personas del continente sudamericano a abandonar sus hogares y quedar expuestas a inseguridad alimentaria. 

Militares auxiliando a una ciudadana tras bajar de un helicóptero

Hay una creciente movilización global de concienciación pública y política sobre los impactos y riesgos climáticos, lo que ha llevado a al menos 170 países y muchas ciudades a realizar adaptaciones en sus políticas climáticas y procesos de planificación (IPCC, 2023). Es interesante destacar que la mayoría (aproximadamente el 60%) de las adaptaciones documentadas están relacionadas con los riesgos e impactos relacionados con el agua, como es el caso de las inundaciones que ocurrieron en RS.

Lamentablemente, en Brasil, a pesar de las múltiples advertencias realizadas por la comunidad científica, pocos gobernantes han adoptado acciones concretas en todos los niveles: federal, estatal y municipal. Por el contrario, son frecuentes los ataques y desmanes en relación con la legislación ambiental. En este sentido, es absolutamente seguro afirmar que, en RS, al igual que en muchas otras regiones de Brasil, se han producido graves fallas en la implementación de políticas públicas eficaces para mitigar los efectos perjudiciales del cambio climático. Las ciudades y las personas no se están adaptando a esta nueva realidad.

El ecólogo Marcelo Dutra da Silva, profesor de Ecología en la Universidad Federal de Río Grande (FURG) y doctor en ecología, que durante años había estado advirtiendo sobre los cambios climáticos en RS, ganó mayor visibilidad en las redes sociales solo después de la tragedia ambiental. En agosto de 2021, en una entrevista en una radio local de la ciudad de Pelotas (RS), afirmó:

No se está planificando para un futuro cercano que demuestra ser más severo que ahora, porque este ritmo de lluvias que tenemos continuará, pero con mucha más intensidad. Esas lluvias esperadas para un período determinado ocurrirán y ocurrirán con más fuerza. Tendremos extremos y no estamos haciendo nada.

En una audiencia pública del Concejo Municipal de Pelotas, en junio de 2022, el investigador enfatizó:

la ciudad no tiene planificación de sus áreas de riesgo, no tiene planificación de las áreas de inundación, no tiene planificación absolutamente nada desde el punto de vista ambiental que considere los cambios y los eventos climáticos que están por venir [...] el comportamiento de las lluvias ha cambiado. He estado investigando y ya he notado que, por ejemplo, desde 2013 tenemos acumulaciones de precipitaciones en el mes, de más de 300 mm hasta 2013. Nuestra ciudad no tenía esto hasta 2013. Mi pregunta es: ¿qué hemos, por ejemplo, en la defensa civil, programado para prever estas posibilidades? ¿Es nuestra estrategia, solo apagar el incendio cuando ocurre? ¿Qué estamos haciendo para atender estas situaciones? Y mira, por ahora, vemos mucho en el Pontal, pero en algún momento comenzaremos a ver en otras situaciones que hasta entonces el agua no llegaba con tanta frecuencia. Veremos llegar y las precipitaciones acumuladas de cargas de agua se reproducirán con mucha fuerza en algún momento nos acordaremos de lo que estamos hablando aquí.

Es crucial que el poder público asuma la responsabilidad que le corresponde y tome medidas inmediatas para evitar que tragedias como esta se repitan. Son numerosos los puntos que deben mejorarse urgentemente. Entre las estrategias, destaca la necesidad de implementar sistemas de alerta temprana para la población y construir una cadena estructural de apoyo cuando sea necesario evacuar y trasladarse a refugios seguros. También es necesario invertir en una infraestructura resiliente, como la construcción de diques de contención de agua en las regiones más vulnerables; una planificación urbana sostenible, con la implementación de políticas que fomenten la ocupación ordenada del territorio evitando áreas de riesgo. También es importante reducir las áreas de superficie impermeable y ampliar las áreas verdes, así como mejorar los sistemas de drenaje y desagüe del agua excedente.

Parque infantil inundado

El enfoque holístico del problema también abarca la esfera educativa. Es indispensable que haya un trabajo de sensibilización de la sociedad y los tomadores de decisiones sobre los impactos del cambio climático. En esta perspectiva, la educación ambiental emerge como una herramienta valiosa para promover campañas educativas y preventivas entre la población, formando ciudadanos conscientes de su papel socioambiental. Como consecuencia, también tendremos más personas capacitadas para elegir y exigir representantes políticos que defiendan la agenda ambiental.

Estamos todos (no solo Brasil, sino el mundo) bajo el efecto del cambio climático. Tarde o temprano, estamos sujetos a numerosos eventos extremos como inundaciones, calor sofocante, sequías prolongadas y tormentas severas. Los efectos negativos, imposibles de enumerar, incluyen el riesgo de escasez de agua y alimentos, la escasez y el encarecimiento de los recursos básicos, la destrucción de áreas residenciales, comerciales, industriales y agrícolas. Los innumerables daños económicos y sociales, la degradación de la biodiversidad y la pérdida de vidas.

Como sociedad civil, necesitamos reconocer y aceptar urgentemente nuestro papel crucial en la exigencia de acciones gubernamentales que apunten a un futuro alineado con el desarrollo sostenible. Es imprescindible que no dejemos de creer en un cambio de paradigma societario. Para hacer frente a los impactos climáticos, necesitamos buscar la transición de una Economía Neoclásica, más preocupada por el crecimiento del PIB, a una Economía Verde o Ecoeconomía, que valore principalmente el desarrollo humano. Un PIB alto no siempre es indicativo de una alta calidad de vida para la población. En esta perspectiva, el cambio climático y otros temas ambientales dejarán de ser considerados agendas secundarias, para convertirse en puntos centrales de discusión y organización social.

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