Definir la naturaleza no es una tarea superficial. El que define la naturaleza esencialmente define cómo es gestionada. Por ejemplo, si la naturaleza se define como un área silvestre, el manejo se enfocará en proteger la naturaleza de la intervención humana. Además, si la naturaleza se define como biodiversidad, entonces el enfoque del manejo estará en la preservación de las especies. Hoy, dos modelos muy diferentes compiten para definir la naturaleza: el nativismo y la novedad ecológica.
El nativismo se define como la política de protección de los intereses de los habitantes nativos, nacidos o establecidos, sobre los intereses de los inmigrantes. Hoy podemos ver ejemplos de nativismo en todo el mundo, incluyendo el aumento del nacionalismo y los esfuerzos por estrechar las fronteras y evitar la inmigración de personas de otras partes del mundo. El nativismo también se puede aplicar a plantas y animales, es decir que hay preferencia y protección de las especies nativas, mientras que a menudo se hacen esfuerzos para erradicar a las que no lo son. Estas especies no nativas pueden ser introducidas de manera no intencional, por ejemplo, en el transporte de productos o en las aguas de lastrea de los buques. Así mismo, se pueden introducir intencionalmente, como es el caso de algunas plantas alimenticias (como las plantas usadas en la horticultura que escapan de la domesticación), mascotas u organismos utilizados como control biológico (control de otros organismos).
Mark Davis
El nativismo se define como la política de protección de los intereses de los habitantes nativos, nacidos o establecidos, sobre los intereses de los inmigrantes
Con respecto a las plantas y los animales, el punto de vista del nativismo dominó el debate sobre la conservación durante la década de 1980, cuando surgió el campo de la Biología de la invasión. En ese momento, las especies no nativas fueron caracterizadas usando un lenguaje despectivo, como los términos "invasora", "alienígena", "exótico" y "contaminación biológica", términos que todavía se usan en la actualidad (Figura 1). Además, dicho campo adoptó metáforas militaristas para describir estas nuevas especies y contra las cuales a menudo fue declarada “la guerra". También, cabe resaltar, que el término "invasora" se usó para describir cualquier taxón (grupo de organismos) que entrara en un territorio en el que nunca antes se había registrado. No se hizo distinción entre especies dañinas o beneficiosas. Todas las especies no nativas fueron considerados invasoras. Otra evidencia de que la Biología de la Invasión adoptó el modelo de nativismo, es que prácticamente el único foco de este campo estaba en los efectos negativos de las especies no nativas. Esto, apesar de que la mayoría de las especies no nativas tienen un impacto benéfico, y muchos de los cuales los humanos describirían como positivos.
La Biología de la Invasión formó dos campos adicionales que también surgieron en la década de 1980, la Ecología de la Restauración y la Biología de la Conservación. La Biología de la Invasión proporcionó estos campos de estudio, el modelo del nativismo como su guía. La Ecología de la Restauración surgió como un esfuerzo por devolver los hábitats a un estado anterior, particularmente a uno que no incluía especies no nativas. En 1994, la Sociedad de Restauración Ecológica declaró en su página web que "idealmente, un proyecto de restauración debería consistir completamente en especies nativas". Esta perspectiva de nativismo dominó en la década de 2000, cuando la Sociedad instó a que "el control de especies exóticas debería ser un componente integral de todos los proyectos y programas de restauración”. No hubo puntos intermedios en los objetivos de la Ecología de la Restauración. Los no nativos debían irse. La Biología de la Conservación también adoptó el modelo del nativismo en la definición de los objetivos. En 1990, el biólogo conservacionista Stanley Temple declaró de forma severa en la revista Conservation Biology: "Los biólogos conservacionistas deberían ser tan competentes en la erradicación de especies exóticas, como en salvar especies en peligro". Una vez más, Temple no distinguió entre los no nativos que causan problemas y aquellos que no.
El nativismo tuvo su propio campo desde 1980 hasta 2000. Fue el supuesto modelo en la Ecología de la Restauración y la Biología de la Conservación en los años 80 y 90. Fue el punto de partida. Era indiscutible, y poco cuestionado. Las críticas al modelo del nativismo comenzaron alrededor de 2000. Durante la década de 2000, un pequeño grupo de filósofos e historiadores de la ciencia, sociólogos y ecologistas, comenzaron a criticar el modelo nativista por el uso del lenguaje normativo y su representación divergente de la naturaleza.
Hoy en día existe una intensa competencia para definir la naturaleza. En respuesta al modelo nativista que ha proporcionado una caracterización separada de la naturaleza, entre especies nativas y no nativas, hay esfuerzos continuos para promover una perspectiva alternativa, más pragmática, matizada, flexible y con un sólido enfoque científico. Este enfoque alternativo enfatiza la idea de novedad ecológica (Figura 2). La novedad ecológica está relacionada con el hecho de que nuevos ecosistemas están siendo creados debido al cambio global, como el cambio climático, la introducción de nuevas especies y la transformación de hábitat. Se trata de ecosistemas diferentes a los anteriores, por ejemplo, debido a la mezcla de especies que los habitan, al nuevo clima que está experimentando el ecosistema y/o al cambio de hábitat causado por los humanos. Estos ecosistemas no tienen un análogo del pasado. Son nuevos.
Una diferencia clara entre el modelo de la novedad ecológica y el modelo nativista es el lenguaje utilizado por cada uno. Mientras que el nativismo comúnmente usa un lenguaje muy normativo, el lenguaje del paradigma de la novedad ecológica es simplemente descriptivo. La novedad ecológica simplemente establece que las condiciones son nuevas. No hace ningún comentario sobre si la novedad es buena o mala, deseable o indeseable. Esto se determina posteriormente y de manera única para cada especie por las personas afectadas en el contexto de sus necesidades, normas y preferencias sociales. Esto contrasta con el nativismo, que afirma sin rodeos que los residentes nativos son buenos y que los inmigrantes, los recién llegados, son indeseables. Quizás no sea sorprendente que haya habido una intensa resistencia de los biólogos de la invasión, frente a la visión más flexible de la novedad ecológica. Esta resistencia ha consistido en la realización de esfuerzos para reforzar y perpetuar enfoques y perspectivas pasadas, y un énfasis continuo en la primacía de la identidad geográfica, orígenes, fronteras, patria y patrimonio.
Mark Davis
Los conservacionistas deberían centrarse mucho más en las funciones de las especies, y mucho menos en dónde se originaron
¿Cómo deben responder los conservacionistas a la novedad ecológica? Una opción es negar el valor del paradigma de la novedad ecológica y aferrarse al paradigma del nativismo que surgió en los años 80 y 90. Muchos conservacionistas y restauracionistas han seguido adoptando esta opción. Esto contrasta con los defensores de la novedad ecológica que sostienen que los conservacionistas deberían centrarse mucho más en las funciones de las especies, y mucho menos en dónde se originaron.
Sin lugar a dudas, algunas especies introducidas son muy perjudiciales, particularmente patógenos, que pueden amenazar la salud humana, la producción de alimentos y madera, y las poblaciones naturales de plantas y animales; insectos, que pueden servir como vectores de enfermedades y también pueden perjudicar la producción de alimentos y madera; depredadores introducidos en islas, que han provocado la extinción de muchas especies endémicas (restringidas a una determinada región geográfica). Considerables esfuerzos y recursos están siento apropiadamente orientados, para tratar de controlar estas y otras especies, con el fin de evitar su propagación. Sin embargo, tales esfuerzos no necesitan realizarse bajo un paradigma de nativismo. Se pueden llevar a cabo muy bien bajo la perspectiva de la novedad ecológica.
Mark Davis
La novedad ecológica es una perspectiva del siglo XXI, mientras que el nativismo es un punto de vista más asociado al siglo XX
Hoy en día las limitaciones del paradigma del nativismo se reconocen cada vez más y el apoyo a la novedad ecológica continúa aumentando, aunque muchos todavía sostienen que las especies deben juzgarse principalmente por su lugar de origen y no por sus funciones (lea el artículo titulado Don´t judge species on their origins, publicado por Mark Davis y coautores en 2011 en la Revista Nature). Para aquellos que están llegando a su mayoría de edad, la globalización, tanto de las personas como de otros organismos, es la nueva normalidad. Los orígenes son un problema menor. Para estas personas, el nativismo relacionado con las plantas y los animales parecerá cada vez menos relevante, incluso quizás curiosamente anticuado, a medida que avance el siglo. Mucho más relevante será el énfasis en la novedad ecológica. La novedad ecológica es una perspectiva del siglo XXI, mientras que el nativismo es un punto de vista más asociado al siglo XX. La novedad ecológica es más lógica y flexible y, al final de cuentas, como paradigma fundamental, la novedad ecológica representa mucho mejor a la ciencia que el nativismo.