Cuerpo, sociedad y medio ambiente: las capas de un simple fenómeno natural

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Un enfoque pedagógico de una iniciativa familiar, que además de ofrecer alternativas ecológicas para el manejo del ciclo menstrual, plantea estrategias para reducir desechos, evitar la desinformación y derrumbar tabúes, a partir de soluciones que priorizan el contexto social de las personas.

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La educación para una menstruación libre de desperdicios puede convertirse en una agenda familiar y escolar para que las personas puedan elegir qué método usar.

Miles de personas menstrúan todos los días, en todas partes desde la aparición del primer homo sapiens y, sin embargo, la menstruación sigue siendo un tema marginado. Bien entendido y manejado, puede ser un poder en los aspectos psicológico, emocional, práctico y económico de la vida de una persona o, por el contrario, si se le descuida, puede convertirse en una gran carga, con verdaderos impedimentos para su desarrollo.

La historia de la marca EcoLógica Abs está atravesada por procesos personales, sociales y ecológicos porque nació en un momento en el que sentí la necesidad de conocer todas las etapas de elaboración de un producto artesanal. La idea consistió en ofrecer alternativas ecológicas a los fenómenos fisiológicos, porque además de los temas de la basura a cargo de la administración pública, la producción de desechos domésticos también debe resolverse con un poco de interés, información, buena voluntad y creatividad individual. La marca es el resultado del esfuerzo familiar por satisfacer la demanda del presupuesto doméstico y la satisfacción personal. El deseo era hacer algo bueno, bonito y barato en casa, mientras cuidaba a mi bebé de casi 2 años.

En 2017, en la búsqueda de alternativas, noté la total ausencia de producción local y artesanal de toallas higiénicas y ropa interior menstruales reutilizables. Así, iniciamos la fase de prueba de materia prima para toallas higiénicas, tamaños, posibles defectos, perfil de público objetivo, enfoques y costos. La comercialización inició en 2018 y EcoLógica Abs logró un producto artesanal, 100% algodón, de larga duración y excelente en calidad y desempeño, así como también hemos desarrollado estrategias que reducen el impacto ambiental de la producción. Notamos que una compra promedio de cuatro a seis toallas higiénicas reutilizables es suficiente para al menos cuatro años de ciclos mensuales y puede reducir los desechos producto de la menstruación a cero.

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Hoy, la marca ha vendido alrededor de 6.000 unidades de toallas higiénicas y hemos visto un gran interés de las personas por abolir las desechables durante la fase de sangrado del ciclo menstrual. Hemos recibido reportes de satisfacción y felicidad cuando entran en contacto íntimo con el cuerpo y la subjetividad cíclica de forma autónoma y limpia. Así, explorando el tema y sus problemáticas, inevitablemente nos enfrentamos al problema de la pobreza menstrual.

Falta de educación y tabú

Pobreza menstrual

La pobreza menstrual es un concepto que reúne en dos palabras un fenómeno complejo, transdisciplinario y multidimensional que viven las niñas, mujeres y hombres trans debido a la falta de recursos, infraestructura y conocimientos para que sean plenamente capaces de cuidar de su propia menstruación.

Pobreza menstrual en Brasil: desigualdad y violaciones de derechos (portugués)

Un indicio alarmante de la marginación del tema en las agendas públicas son los datos obtenidos por el Fondo de Población de las Naciones Unidas en el “Informe Pobreza Menstrual en Brasil – Desigualdades y violaciones de derechos – UNICEF”. Este informe utilizó la base de datos del Instituto Brasilero de Geografía y Estadística (IBGE) y arroja luz sobre un escenario preocupante marcado por la desigualdad de género, raza, región, clase social y por ser intergeneracional, es decir, un problema que se repite generación en generación y retroalimenta el ciclo de la pobreza.

Pobreza menstrual y factores asociados:

  • Falta de acceso a productos adecuados para el cuidado de la higiene menstrual, como toallas higiénicas desechables, toallas higiénicas reutilizables, copas menstruales, ropa interior menstrual, etc., además de papel higiénico y jabón, entre otros;
  • Problemas estructurales como la ausencia de baños seguros y en buen estado, saneamiento básico (agua corriente y alcantarillado), recolección de basura;
  • Falta de acceso a medicamentos para manejar problemas menstruales y/o falta de servicios médicos;
  • Información insuficiente o incorrecta sobre la salud menstrual y el autoconocimiento sobre el cuerpo y los ciclos menstruales;
  • Tabúes y prejuicios sobre la menstruación que resultan en la segregación de las personas que menstrúan de diferentes áreas de la vida social;
  • Cuestiones económicas como los impuestos sobre los productos menstruales y la mercantilización de los tabúes de la menstruación para vender productos innecesarios y nocivos para la salud;
  • Efectos nocivos de la pobreza menstrual sobre la vida económica y el desarrollo de todo el potencial de las personas que menstrúan.

La respuesta ecológica a las cuestiones sociales

Panty sucio

Descubrimos que el frente comercial sería insuficiente e inadecuado, y no sería conveniente sugerir públicamente una respuesta única al problema de la pobreza menstrual y la producción de desechos, incluso con la narrativa legítima de la preocupación por el medio ambiente y el autoconocimiento. Entonces escogí un enfoque pedagógico y profundo del tema “Educación para la menstruación”, ya que incluso las personas con acceso a información y productos, manejan mal su ciclo menstrual y reproducen información errónea y tabúes de generación en generación. Por lo tanto, se debe tener cuidado de no utilizar un discurso ambiental que ignore la realidad objetiva de las personas y su contexto social. Diferentes situaciones requieren diferentes manejos de la vida.

Tomando como ejemplo a las mujeres en situación de calle, en barrios marginales o en situación carcelaria, el manejo de la menstruación con paños o toallas higiénicas reutilizables no es funcional porque ocupa un lugar para la higiene completa (agua, jabón, viento y sol) del material textil que debe ser hecho de manera muy simple, pero en estas situaciones incluso simple no es posible. En estos casos, la distribución y educación para el correcto uso de las copas menstruales podría facilitar y ahorrar en la contratación de servicios de limpieza hidráulica en comisarías y centros penitenciarios, ya que los plásticos absorbentes se desechan en las alcantarillas y provocan un gasto público recurrente, en ocasiones taponamientos semanales.

Sin embargo, es loable que cada vez se incorporen más tecnologías para el bienestar de la mujer, pero es importante señalar que, al darle una connotación negativa al uso de “piezas de tela”, “ropa y calcetines” como síntoma de pobreza menstrual, damos la impresión equivocada de que todos los productos hechos de tela con el fin de controlar la menstruación serían anticuados, antihigiénicos o anacrónicos. Las toallas higiénicas reutilizables y la ropa interior menstrual diseñadas para este fin (y no usos improvisados, como calcetines, ropa u otras prendas viejas dobladas) son soluciones importantes (y reutilizables) para garantizar la higiene y salud menstrual, reduciendo el problema del desecho de plásticos de un solo uso.

Estrategias para la reducción de desechos en la producción textil y distribución de absorbentes ecológicos

Colección privada de  toallas higiénicas

Diseño cuadrado para evitar residuos textiles, por lo que el metraje se corta como en un juego de Tetris, se encajan entre sí.

  • Tejido de punto de algodón orgánico certificado GOTS (Transaction Certificate (TC) para textiles procesados según el estándar global de textiles orgánicos) y teñido industrial sostenible a base de hojas, cortezas, ramitas y semillas con uso reducido de agua en este proceso.
  • Los viajes de producción y correo se realizan en bicicleta.
  • El inventario está bajo demanda. No producimos excedentes. Producción justo a tiempo.
  • Alianzas en tiendas, ferias y bazares colaborativos, fortaleciendo la economía local solidaria y el consumo consciente con bajo impacto ambiental.

En 2020, Escocia se convirtió en el primer país del mundo en garantizar los derechos relacionados con la dignidad menstrual a miles de niñas y mujeres, por lo que las autoridades locales ahora tienen el deber legal de garantizar que artículos como toallas higiénicas y tampones estén disponibles para "quien los necesite". La pobreza menstrual no es exclusiva de países con altos niveles de desigualdad social y violencia, en países como Reino Unido y Canadá también existen poblaciones sin acceso a productos adecuados para retener la menstruación. En Brasil, incluso con el veto del proyecto de ley nacional, estados como Rio de Janeiro, Brasilia, Paraná, São Paulo, Ceará, Espirito Santo y Bahía presentaron proyectos de ley y en los estados de Rio Grande do Sul, Paraíba y Minas Gerais, sancionados.

Una de las principales discusiones es sobre el uso de desechables como forma de apropiación de la salud menstrual por parte del capitalismo, las asociaciones entre el poder público y las empresas productoras de plástico tóxico para solucionar la pobreza menstrual sin tener en cuenta el tema ambiental y el descarte de plásticos de un solo uso generado por el uso de toallas higiénicas desechables, lo que sin duda es un tema muy relevante en el actual escenario de degradación ambiental, crisis ecológica y sanitaria. Además, la producción artesanal de toallas higiénicas reutilizables es realizada localmente por microempresas y artesanos autónomos, por lo tanto, la compra de este producto alimenta directamente la mesa de las mujeres cabeza de familia, la economía local y solidaria ya que el dinero no pasa por la especulación ni rutas financieras.

La solución al tabú, la desinformación y la contaminación es la educación sobre la menstruación y una transición cultural que ya está en marcha. Los plásticos de toallas menstruales son de uso ocasional y de emergencia, utilizarlos como rutina en la vida de miles de personas durante décadas puede que no resuelva el problema de la pobreza menstrual porque en el primer recorte presupuestario la gente vuelve a la misma situación de falta de acceso. Las toallas desechables contaminan el medio ambiente y pueden causar dermatitis, alergias y candidiasis cuando se usan indiscriminadamente.

Es necesario popularizar la menstruación libre de desechos con toallas higiénicas reutilizables, ropa interior menstrual y recolectores junto con los desechables a través de políticas públicas para que las niñas y mujeres de todas las clases sociales aprendan, elijan y sean autónomas en el manejo de su ciclo menstrual y no dependan de donaciones, después de todo, las donaciones de productos reutilizables deben hacerse solo una vez.

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