Todos los días las personas estamos expuestas permanentemente a un gran volumen de información, de la cual mucha es de tipo comercial. Por ejemplo, los productos cosméticos listan ingredientes como colágeno, extractos de plantas particulares y muchísimos más, mientras que los alimentos se proclaman orgullosamente libres de grasas trans, sin GMS o sin azúcares añadidos. Un usuario puede pensar que si existen características incluidas en la publicidad es porque es beneficioso o porque es mejor que otros productos, pero ¿realmente lo es? ¿Cuáles son los beneficios o los riesgos que estos ingredientes conllevan?
No se espera que alguien conozca y entienda las implicaciones de todo lo que mencionan los productos que consumimos, pero si se esperaría que las personas se cuestionen sobre la relevancia de estas sustancias. No dejarse deslumbrar o asustar por sus nombres, e ir un poco más allá: indagar en qué consisten y si realmente hay fundamentos para la publicidad que nos están vendiendo. Es necesario el conocimiento básico para saber de qué nos están hablando, y para poder investigar y entender mejor, se debería incluir dicho conocimiento en las clases de ciencias en el colegio.
Como otras asignaturas, el énfasis de las clases de ciencias puede ser enseñar la historia de las ciencias, los productos de las ciencias o el cómo se hace ciencia: sus métodos. La mayoría de programas de las clases de ciencias terminan siendo una mezcla de los tres. La pregunta fundamental es: ¿qué les aportan a los estudiantes estos conocimientos y habilidades?
El conocimiento de los productos de las ciencias puede servir como dato curioso, pero mejor aún, puede servir para desarrollar una comprensión sobre el funcionamiento del mundo físico y natural que nos rodea. Esta segunda parte no es poco; somos seres vivos y entender el funcionamiento de nuestro organismo es necesario para llevar una vida saludable, para entender las enfermedades y sus tratamientos y sobre todo para comprender principios básicos sobre cómo funciona nuestro entorno: el clima, los ecosistemas, las estaciones, los electrodomésticos y hasta los vehículos que son tan necesarios en nuestras vidas.
En términos prácticos muchos estudiantes de colegio no seguirán carreras científicas, sin embargo, háganlo o no, su formación científica es fundamental. El mundo necesita personas críticas y reflexivas frente a la información que reciben, y capaces de tomar decisiones frente a esta información. En esto debería consistir la alfabetización científica en los colegios: no en formar científicos productores de conocimiento o en ser historiadores de la ciencia, sino en formar ciudadanos que tienen suficiente comprensión sobre las ciencias y sus métodos para examinar la información y las evidencias presentadas por ella de manera crítica, para tomar decisiones informadas que aporten a su bienestar y al de la sociedad.