La alimentación de los peces como herramienta de manejo pesquero en los lagos de Yahuarcaca

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Una gran muestra de cómo el trabajo conjunto entre la academia y las comunidades indígenas, busca la conservación de los recursos pesqueros de la Amazonia.

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En la Amazonia colombiana los peces son una de las principales fuentes de alimento y de ingresos para muchas poblaciones indígenas que habitan la región. Sin embargo, cada vez las capturas son menos abundantes, y los animales capturados cada vez requieren más esfuerzo de pesca.

Esta situación la están padeciendo los pescadores de siete comunidades indígenas de los pueblos Ticuna, Cocama y Huitoto en los lagos Yahuarcaca (Figura 1), ubicados a dos kilómetros de Leticia, capital del departamento de Amazonas, Colombia, quienes ahora tienen que esforzarse más para obtener la misma cantidad de pesca que recogían en años pasados. A esta problemática se suma la falta de conocimientos biológicos básicos como las dietas naturales de los peces en estos ambientes y sus posibles cambios durante las variaciones en el nivel de agua del río Amazonas, aspectos importantes que permiten un mejor manejo la pesca con el apoyo de las comunidades locales.

Para ayudar a responder estos vacíos de información, en el 2010 los investigadores de la Universidad Nacional de Colombia, realizaron un estudio con el apoyo de un coinvestigador Ticuna, cuyo objetivo fue determinar cuáles eran los cambios en los hábitos alimenticios de los peces, para diseñar una planificación de las actividades pesqueras e incrementar las medidas de conservación del recurso.

En este caso, se analizaron 66 especies de peces para identificar las diferencias de los alimentos que consumen entre la temporada de aguas altas (entre marzo a mayo) y la temporada de aguas bajas, (entre septiembre y octubre) durante la cual el agua disminuye su nivel hasta unos seis metros y cambian las condiciones ambientales y del agua.

Durante las aguas altas (Figura 2), el río Amazonas alimenta estos lagos y genera una gran oferta de recursos alimenticios para los peces, como los frutos de muchos árboles que rodean las cuencas o los insectos que habitan en la vegetación que se inunda. Por otro lado, en la época de aguas bajas, cuando el río disminuye su nivel, los lagos quedan aislados y el agua se percibe menos oxigenada. Además, las condiciones de conductividad, el pH (acidez) y los nutrientes cambian y, por lo tanto, resulta una escasez general de los recursos alimenticios para los animales.

En la investigación se halló que las especies estudiadas cambian sus hábitos alimenticios según la temporada, lo cual indica que en estos ambientes existe una cantidad importante de especies llamadas “oportunistas”, que se alimentan de los recursos disponibles, aun si no corresponden con su estilo de vida habitual. Por ejemplo, la piraña, registrada en varios estudios como una especie carnívora, se alimenta de semillas y pepas que caen de los árboles en la temporada de aguas altas.

Los resultados permitieron concluir que en las temporadas de abundancia cuando el río inunda los bosques y se generan gran cantidad de fuentes de alimento para los peces, estos se aprovisionan y aprovechan una mayor cantidad de recursos para alimentarse. Durante las aguas bajas (Figura 3), al haber una disminución de los posibles alimentos para muchas de las especies, ellas utilizan estrategias como la de gastar las reservas energéticas de las épocas de abundancia o cambian de tipo de alimento para sobrevivir.

Las 66 especies, estudiadas en las temporadas de aguas altas y bajas en los lagos de Yahuarcaca, utilizaron una gran variedad de fuentes de alimento de origen externo. Se halló entonces que el 63% de las especies consumieron restos vegetales, el 42% comieron artrópodos (arañas, cangrejos, ciempiés) y el 32% se alimentó de detrito (sedimento con restos de animales y vegetales mezclados).

En la época en la cual lo más abundante y nutritivo son las semillas, los frutos, los restos vegetales, las hojas y cortezas, las especies se alimentan de esto y son percibidas más saludables por los pescadores locales. Sin embargo, en la temporada de aguas bajas el panorama no es tan positivo. Para esta época, se deteriora el estado físico de los animales y muchos no alcanzan a mantener su reserva de alimentos. Por ello, los pescadores denominan esta temporada como “la época del pescado flaco”; considerando que muchas de las especies afectadas sirven de sustento para las comunidades locales, se pueden generar cambios en la nutrición de los pobladores que consumen estos peces.

Con la información obtenida en el estudio, se espera que la forma de alimentación de los peces sea utilizada como una herramienta de manejo, ayudando a establecer acuerdos de pesca con las comunidades, de forma que se logre orientar cual época, que tipo de arte de pesca y quien puede entrar en los lagos para pescar, con el fin de no agotar el recurso.

Artículo original disponible en: https://revistas.unal.edu.co/index.php/imanimundo/article/view/52809/54634

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