Durante millones de años, el aislamiento físico de la Antártida ha impedido la llegada de especies no nativas al continente. Sin embargo, actualmente los seres humanos han permitido que esa barrera sea superada a través del tránsito de los barcos, que ha aumentado hasta 10 veces desde la década de 1960. Por lo tanto, los humanos transportan accidentalmente nuevas especies hacia ese continente, lo que ya sucedió, por ejemplo, con dos tipos de moscas y una de gramínea.
Se estima que los humanos aumentan al menos 100 veces los eventos de establecimiento de especies en nuevos lugares en comparación con los procesos naturales. Cuando una especie, con la ayuda del ser humano, atraviesa la barrera física y alcanza un nuevo ambiente, ésta aún necesita superar las barreras fisiológicas para establecerse. Es decir, necesita soportar las condiciones ambientales para lograr sobrevivir y reproducirse.
Las condiciones de temperatura extrema encontradas en la Antártida representan uno de los principales obstáculos para las especies no nativas que, a diferencia de las nativas, no sufrieron adaptaciones a lo largo de la evolución para sobrevivir a estas condiciones. Sin embargo, las áreas descongeladas debido al calentamiento global pueden volverse favorables para el establecimiento de animales, plantas y microorganismos adaptados a climas menos fríos. Por lo tanto, el cambio climático elimina esta segunda barrera (fisiológica) y facilita el establecimiento de especies en estas regiones.
Se estima que los humanos aumentan al menos 100 veces los eventos de establecimiento de especies en nuevos lugares en comparación con los procesos naturales.
Cuando las especies no nativas se establecen en un lugar, estas pueden proliferar intensamente hasta convertirse en “especies invasoras”. Este término es dado a especies no nativas que expanden sus poblaciones y generan impactos negativos en los procesos ecológicos, llevando a un enorme desequilibrio ambiental. Esto sucede porque, en el nuevo lugar, estas especies escapan de sus depredadores naturales y compiten con las nativas por recursos (agua, territorio y alimentos). Pueden también convertirse en depredadores de especies nativas, las cuales obviamente no estaban adaptadas para escapar. Por lo tanto, esta invasión puede causar impactos irreversibles, como la extinción de especies endémicas, es decir, las que son exclusivas de la Antártida, y que, si se extinguen en esta región, se extinguirán del planeta.
Considerando los cambios ambientales previstos para el futuro y el creciente tráfico humano hacia la Antártida, no se trata de “si” llegarán especies no nativas o no, sino de “cuándo” llegarán. El hecho es que deben ser priorizadas las acciones para proteger la integridad de este continente de características únicas, que además de la enorme belleza escénica, con icebergs gigantes y fauna carismática, es fundamental para la circulación de las corrientes oceánicas y para el sistema climático terrestre.
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Más información en:
- https://advances.sciencemag.org/content/5/11/eaaz0888
- https://www.iflscience.com/environment/climate-change-could-make-antarctica-fertile-ground-for-invasive-species/
- https://revistagalileu.globo.com/Ciencia/Meio-Ambiente/noticia/2019/12/aquecimento-global-lanca-antartica-sob-ameaca-de-especies-invasoras-entenda.html
- https://www.nationalgeographic.es/medio-ambiente/2020/01/las-especies-invasoras-amenazan-la-antartida-por-el-cambio-climatico