Orgullo de la América ancestral: los sabores que alimentan al mundo

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Descubre los orígenes y curiosidades de alimentos que valorizan la herencia biocultural de los pueblos originarios de América a la gastronomía, la nutrición y salud de la humanidad.



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La diversidad que alimenta al mundo. Raíces, historias y orgullo sudamericano.

Muchos de los alimentos más consumidos en el planeta —como la papa, el tomate, el maíz, los frijoles, el aguacate y los pimientos— nacieron en suelos de América, particularmente en territorios localizados desde lo que hoy es México hasta el sur del continente, mucho antes de que existiera la “América Latina” o las fronteras establecidas a partir del periodo de colonización europea. La riqueza agrícola, nutricional y cultural de los pueblos originarios de estas tierras enriquecieron el paladar del mundo. Muchos países que llevaron estos alimentos para cultivarlos en sus tierras los modificaron mediante el cruce entre diferentes plantas, para obtener el resultado que deseaban. Otros aplicaron técnicas de cocción que aún no se conocían. Pero cuando un sudamericano come una “papa belga”, una “papa inglesa” o un “tomate italiano”, en realidad está celebrando su propia herencia. No fue el resto del mundo el que trajo alimentos aquí; fue América del Sur la que alimentó al mundo. Estos son algunos ejemplos y curiosidades:

🥔 Papa

Papas fuera de la tierra

Nombre científico: Solanum tuberosum (el significado posiblemente proviene del latín de la palabra “Sol” o del verbo “Solare”, que significa calmar, en referencia a algunas propiedades calmantes de la familia de plantas Solanaceae, que también incluye al tomate y la berenjena (Solanum melongena).
Origen: Cordillera de los Andes, especialmente Perú y Bolivia.
Nombre común en otros países: Belgian potato, French fry, Pommes de terre (Francia).
Curiosidad: Los incas cultivaban cientos de variedades hace miles de años. Hoy es uno de los alimentos más consumidos del mundo. Batata era el nombre indígena original para el boniato o camote. Cuando los españoles llegaron a los Andes y encontraron la papa verdadera (Solanum tuberosum), los nativos quechua y aimara la llamaban papa. Sin embargo, los europeos confundieron ambos alimentos y usaron el nombre batata (del taíno, una lengua del Caribe, que se refería al boniato) para la papa andina, una planta completamente diferente.
Orgullo sudamericano: ¡La “papa belga” tiene ADN andino! Bélgica puede haber inventado la fritura, ¡pero la papa es nuestra!

🍅 Tomate

Tomates en la planta

Nombre científico: Solanum lycopersicum (el epíteto latino lycopersicum, si intentamos traducirlo, significa “durazno de lobo”, una referencia europea a algo exótico e incluso venenoso).
Origen: Andes, probablemente Perú, Ecuador y el norte de Chile.
Nombre común en otros países: Italian tomato, Pomodoro (Italia).
Diseminación: Llevado a Europa por los españoles en el siglo XVI.
Curiosidad: Asociado con la cocina italiana, pero era desconocido para ellos hasta la llegada a América. El origen del nombre “tomate” proviene de la lengua náhuatl (azteca), en la que el fruto era llamado tomatl. Más específicamente, el término completo para el tomate rojo era xitomatl, que significa: xitl = ombligo/algo redondo; tomatl = fruto con líquido/fruto gordo. Los españoles adoptaron la forma simplificada tomatl, de la cual surgieron: tomate (portugués y español), tomato (inglés), tomate (francés, alemán).
Orgullo sudamericano: ¡La base de la salsa de la pizza italiana nació en los Andes!

🌽 Maíz

Maíz nativo de México

Nombre científico: Zea mays (en griego, zeia es una palabra antigua para “granos”, y mays era el nombre indígena original, así que significa “el grano llamado maíz”).
Origen: América Central y América del Sur (Andes tropicales y México).
Nombre común en otros países: Sweet corn, Maïs (Francia), maíz (España).
Curiosidad: Cultivado desde hace más de 9.000 años, era sagrado para muchas civilizaciones precolombinas.
Diseminación: Se convirtió en base alimentaria en Europa, África y Asia.
Orgullo sudamericano: Está presente en las mesas de todo el mundo… ¡pero el maíz nació aquí!

🥑 Aguacate

Aguacate nativo de Oaxaca, México

Nombre científico: Persea americana (referencia a un árbol con gran simbolismo en Egipto, llamado “persa”, por lo que significa “la persa americana”).
Origen: América Central y norte de América del Sur.
Nombre común en otros países: Avocado (Inglaterra/EE. UU.), Avocat (Francia), Palta (Chile y Perú).
Curiosidad: Era llamado ahuacatl por los aztecas, lo que significa literalmente “testículo”, ya que la forma del fruto colgando recordaba a esa parte del cuerpo masculino. Los españoles lo adaptaron a “aguacate”, y los portugueses, en contacto con lenguas indígenas similares (como el tupí), adoptaron la forma que se transformó en “abacate”.
Orgullo sudamericano: Mucho antes de que el guacamole se pusiera de moda, ¡ya formaba parte de la dieta indígena!

🌶️ Pimientos picantes

Ajíes na planta

Nombre científico: Capsicum spp. (del latín capsa, “caja” o “recipiente”, en referencia a la forma hueca del fruto, es decir, un fruto en forma de cápsula o caja).
Origen: América del Sur y América Central (varias especies).
Nombre común en otros países: Chili pepper (EE. UU.), Piment d'Espelette (Francia), Peperoncino (Italia).
Diseminación: Llegaron a Asia y Europa después del siglo XVI; hoy son parte esencial de cocinas como la india, tailandesa y coreana, además de la mexicana.
Orgullo sudamericano: ¡Los pimientos que “queman” al mundo nacieron en nuestros bosques! Pimienta era un nombre europeo que inicialmente se daba a condimentos fuertes de Asia y luego se transfirió erróneamente a los frutos picantes nativos de las Américas.

 🫘 Frijol

Frijoles comunes en la planta, Phaseolus vulgaris

Nombre científico: Phaseolus vulgaris (del griego phaselos, nombre antiguo para un tipo de vaina; vulgaris = común; es decir, frijol o vaina común).
Origen: Andes y Mesoamérica.
Nombre común en otros países: Kidney beans, Haricots (Francia), Borlotti beans (Italia).
Curiosidad: Existían cientos de variedades domesticadas antes de la llegada de los europeos. Cuando los portugueses arribaron a las Américas, encontraron una enorme diversidad de frijoles nativos (entre ellos el frijol común), y simplemente les dieron el nombre de lo que les parecía frijol en el Viejo Mundo.
Orgullo sudamericano: ¡El frijol del cassoulet francés (“feijoada francesa”) tiene sangre andina!

  🍈 Maracuyá

Maracuyá

Nombre científico: Passiflora edulis (passio = pasión, flora = flor; Flor de la pasión, edulis = comestible).
Origen: Brasil, Paraguay y norte de Argentina.
Nombre común en otros países: Passion fruit (EE. UU./Inglaterra), Fruit de la passion (Francia).
Curiosidad: El nombre maracuyá proviene del tupí mara-kuîá, que significa “alimento en la calabaza”, en referencia a la forma redondeada del fruto. El nombre “passion” viene de la simbología cristiana (la Pasión de Cristo) asociada a la flor, no al sentimiento que llamamos pasión. Los misioneros vieron en la flor símbolos que les recordaban esa situación.
Orgullo sudamericano: ¡Fruta nativa que se convirtió en estrella de postres sofisticados en todo el mundo!

  🥜 Maní

Granos de maní

Proviene del tupí mandu'wi, que fue adaptado por los portugueses como amenduim y luego evolucionó a amendoim.
Nombre científico: Arachis hypogaea (el origen del nombre del género es incierto, pero el epíteto hypogaea proviene del griego hypo = debajo + gaea = tierra).
Origen: América del Sur, principalmente Bolivia, Paraguay y norte de Argentina.
Nombre común en otros países: Peanut (EE. UU.), Cacahuète (Francia).
Diseminación: Llevado a África por los portugueses e incorporado en muchas culturas locales.
Orgullo sudamericano: ¡El maní de la famosa “mantequilla de maní” estadounidense nació en la tierra de los guaraníes!

Muchos de los alimentos que hoy consideramos universales nacieron del conocimiento, la tierra y la cultura de los pueblos originarios de América. Reconocer esta herencia es más que una lección de historia: es un acto de justicia y orgullo. Al saborear una papa frita, una salsa de tomate o una cucharada de guacamole, estamos saboreando siglos de sabiduría ancestral que nutrió (y sigue nutriendo) al mundo.

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