No hay duda de que el descarte de cáscaras y otros subproductos alimentarios es gigantesco. Muchas industrias, restaurantes e incluso la población en general no suelen consumir cáscaras y semillas de hortalizas. Es un hábito cultural no utilizar esas partes de las frutas y verduras. Sin embargo, muchos estudios científicos han demostrado que las cáscaras de verduras suelen ser más nutritivas que la propia verdura. Los compuestos nutracéuticos están presentes en varias partes de los alimentos desechados. Pero ¿cómo convencer a la población para que consuma esta comida considerada “basura”? Quizás sea más oportuno para la industria alimentaria reutilizar estos desechos en forma de productos industrializados.
Con el fin de mejorar el aprovechamiento de los subproductos alimentarios, investigadores de todo el mundo desarrollan técnicas para utilizar estos residuos en la producción de otros alimentos y, de esta forma, aprovechar sus excelentes características nutricionales. Ya es posible incorporar estas cáscaras en la producción de panes, pasteles, galletas y varios otros alimentos.
Recientemente, se publicó un estudio en una revista internacional que muestra cómo se pueden utilizar las cáscaras de zanahoria en la industria del aceite vegetal. El objetivo de este estudio fue producir aceite mixto con extracto de piel de zanahoria, generando un nuevo producto al combinar excelentes fuentes nutricionales, convirtiéndose en fuente de aceite nutracéutico.
Los investigadores desarrollaron un producto mixto a base de aceite vegetal y extracto de piel de zanahoria utilizando la técnica de extracción de fluido presurizado (EFP). ¿Te resultó difícil el nombre? No te preocupes, ya que esta técnica es tan solo el uso de presión en un equipo muy seguro, que se parece a una olla a presión, pero adaptada. Además, es una tecnología limpia debido al uso de disolventes no tóxicos, como es habitual en las técnicas tradicionales. En esta investigación, el disolvente elegido fue el propano (C3H8), ya que no es tóxico y es mucho más soluble que el dióxido de carbono (CO2), que también se utiliza como disolvente en esta técnica. Las cáscaras de zanahoria y los granos oleaginosos se insertan en este equipo que tiene presión y temperatura programadas. Cuando el disolvente entra en contacto con la mezcla vegetal, solubiliza el aceite en los granos, que a su vez actúa como disolvente, pasando por las cáscaras de zanahoria y extrayendo sus compuestos saludables. En este estudio se utilizaron granos de chía y sésamo, pero el proceso se puede aplicar a varios granos como: soja, maíz, canola, girasol y linaza.
Esta técnica proporciona la extracción de compuestos bioactivos de las cáscaras, como β-caroteno, tocoferoles y fitoesteroles, además de los excelentes ácidos grasos presentes en los aceites. Además de los cambios químicos en el aceite, también hay un cambio visual en su color, debido a la presencia de carotenoides de zanahoria. Como resultado, se produce un aceite nutritivo, rico en compuestos naturales de la piel de zanahoria, que puede ser consumido por la población. La presencia de compuestos bioactivos en el aceite favorece la prevención de diversas enfermedades crónicas, como diabetes, colesterol, enfermedades coronarias e, incluso, algunos tipos de cáncer.
Para comparar las técnicas, los investigadores también aplicaron la extracción de aceite convencional comúnmente utilizada en las industrias, utilizando hexano (un solvente orgánico, pero altamente tóxico), demostrando que el nuevo método (EFP) es tan efectivo como el tradicional, pero con un diferencial, sin producción de residuos tóxicos. Además, el estudio también demostró que el aceite nutracéutico soporta altas temperaturas durante un tiempo de exposición prolongado, en comparación con los aceites producidos con granos puros, lo que indica que este nuevo producto tiene una vida útil más larga.
A partir de este estudio, se abre un abanico de posibilidades para el uso de subproductos vegetales (cáscaras y semillas) en las industrias de aceites vegetales. Además de la utilización, se pueden producir aceites con mayor estabilidad térmica y potencial nutracéutico. Un avance interesante para el mercado de productos funcionales.